Trabajo Práctico 6
1)
Si bien tanto
Marx como Hegel consideran que la realidad histórica-social humana tiene una
estructura dialéctica que se encamina hacia la perfecta racionalidad conciente,
este último creía que las formas sociales y políticas de su época eran
adecuadas para el pleno cumplimiento de las exigencias de la razón, ya que,
mediante el desarrollo gradual del sistema político social vigente se llegaría
al desarrollo pleno del hombre.
Por el
contrario, Marx considera que las contradicciones inherentes a la realidad están
lejos de ser conciliadas y los principios de la razón no coinciden con el orden
social y político existente. Prueba de ello seria la existencia de la clase
proleteria: Hegel sostenía en su Filosofia del Derecho que la propiedad privada
es la manifestación exterior de la persona libre, sin embargo, el proletariado,
al carecer de toda propiedad no es libre ni es persona.
Al mismo tiempo,
la filosofia hegeliana afirma que es mediante el ejercicio de las actividades
espirituales (tales como el arte, la filosofia, etc.) que el hombre se hace
hombre entonces, el proletariado, estaría separado de su esencia o espíritu, ya
que sus condiciones existenciales no le permiten ocuparse de esas actividades;
ocupado como esta en satisfacer sus necesidades animales le es imposible
acceder a las necesidades propiamente humanas, las culturales.
2)
Según Marx, el
hombre se afirma como tal a partir de que supera el conflicto entre sus
intereses privados y la vida política, relacionándose tanto con el género
humano al que pertenece como con su propia esencia. Un individuo no puede
considerarse cono “ser genérico” apenas llega al mundo, sino que le es preciso
realizar, mediante el trabajo, una unidad efectiva con los otros, en una acción
histórica común conscientemente conducida.
Simplificando
puede decirse que esta expresión significa lo propio del hombre reside en su
referencia a lo universal, es decir, esta referido a la naturaleza en su
totalidad, su pensamiento capta los universales, y es solidario con la
totalidad del genero humano.
Marx resalta la
importancia del trabajo, ya que considera que es a partir de este que el hombre
afirma su existencia.
Si bien es
posible observar que los animales también producen, su producción se orienta
hacia lo que necesitan inmediatamente para si mismos o su prole, por lo que
puede considerárselos como encerrados en su particularidad, en el medio que su
especie le circunscribe. Por el contrario, el hombre hace del trabajo, una
actividad vital, objeto de su voluntad y su conciencia; no se deja arrastrar
por los impulsos y necesidades orgánicas, sino que es capaz de mediatizarlos,
en la medida que entre impulso y producción interpone la idea o representación
del fin que desea realizar.
Es más, solo al
liberarse de las necesidades físicas produce verdaderamente el hombre. El
trabajo “libre y verdadero”, es decir, conforme a su esencia, es el que se
realiza al liberarse de la necesidad orgánica. De este modo, el trabajo que
solo se reduce a la mera actividad económica o simple medio de satisfacer
necesidades básicas, invierte la esencia del hombre alienándolo.
4)
En la sociedad
que describe y critica Marx, el hombre esta alienado, ya que se encuentra ajeno
a sí mismo y vive desconociendo su propia esencia.
El trabajo en
esta sociedad no sirve para afirmar la esencia el hombre sino para negarla, ya
que no es realizado de manera voluntaria sino forzado por la coacción de sus
necesidades biológicas. En lugar de constituir una finalidad (la satisfacción
de la necesidad de ser hombre), el trabajo queda rebajado a medio para
satisfacer necesidades puramente animales. De esta forma, al trabajar, el
hombre no se desarrolla física y espiritualmente, sino que mortifica su cuerpo
y arruina su espíritu.
Por otra parte,
el trabajador esta alienado respecto del producto concreto de su trabajo, ya
que no le pertenece. El objeto en el que ha invertido su esfuerzo y tiempo se
le figura extraño y hostil, ya que ni siquiera puede adquirirlo ya que la paga
por su labor apenas le alcanza para cubrir sus necesidades físicas.
Por último, cabe agregar que el
obrero también esta alienado al no poder elegir libremente su labor, que le
viene impuesta dependiendo del lugar que ocupe en el proceso social de
producción.
Esta alineación del sujeto que se
origina en el trabajo se manifiesta a su vez en diferentes ámbitos o planos de
la existencia humana, tales como el social, el político, el religioso, etc.
5)
Según hablemos de una sociedad
primitiva, feudal o capitalista, existen diferentes tipos de relaciones que los
hombres establecen entre sí, de manera independiente a su voluntad, que corresponden
a una determinada fase de desarrollo de sus fuerzas productivas. El conjunto de
estas relaciones de producción forman la estructura económica de la sociedad,
la cual es considerada por Marx como determinante para levantar la
superestructura jurídica y política de la sociedad.
De forma que Marx entiende por
relaciones de producción al conjunto de técnicas de producción de las que
dispone una sociedad y la manera en que se distribuyen los productos de dicha
producción. Tales relaciones constituyen la base de la que dependen los demás
planos de la vida humana.
6)
En oposición a la filosofia dialéctica
hegeliana, en la que se han separado artificialmente los aspectos socioeconómicos
del desarrollo de los sistemas de ideas (políticos, religiosos, artísticos, científicos,
etc.), Marx plantea que toda ideología mediante la cual el hombre toma
conciencia de lo que es o cree ser no es de carácter autónomo, sino que refleja
la estructura económica y social de la que nace.
Por ejemplo, no es posible pensar
en el desarrollo de los estudios humanísticos en el Renacimiento (que abarcaron
tanto en el campo del arte como en el de la ciencia) sin tener en cuenta la expansión
comercial y financiera de algunas ciudades del norte de Italia, que permitieron
solventarlos económicamente.
7)
Para Marx la religión es “el opio
del pueblo”, ya que la considera una justificación de la existencia miserable
que lleva el hombre, permitiéndole soportar la desdicha que le provoca el
estado actual de su existencia, proyectando para ello la ilusión de un “más
allá” de la muerte, en la que este lograría hipotéticamente una vida mejor.
Según el concepto marxista del
término “ideología”, esta no es más que una forma de justificar la dominación
de una clase sobre otra. La religión no es más que una de tantas ideologías, inventada y sostenida por algunos
hombres a lo largo de la historia, para paliar la angustia de las clases bajas
respecto a su realidad y legitimar los privilegios que sobre esta ejercían
otras (tales como el clero y la realeza).
8)
Marx plantea que no es posible
separar los fundamentos socioeconómicos de una sociedad de los sistemas de
ideas (políticos, filosóficos, religiosos, etc.) que se desarrollan en ella.
Por el contrario, toda ideología representa un reflejo de la estructura socioeconómica
de la que nace. El desarrollo productivo de los hombres y las relaciones de
producción que entablan entre si determinan todas las ideas y formas de pensar
y pensarse de estos.
Sin embargo, no por ello el
individuo pasa a ser un mero producto social, sino que, en un proceso dialéctico,
“las circunstancias hacen al hombre en la misma medida que este hace a las
circunstancias”.
9)
Según Marx, los modos de producción
de una sociedad no son fijos ni estáticos sino que representan una
transformación continua y de acuerdo a las formas de trabajo y producción, también
se transforman las determinaciones del hombre.
La manera concreta como en cada
momento histórico se desenvuelve la producción determina la respectiva
estructura social, las formas políticas vigentes y el carácter del arte, la
religión, la filosofia, etc. de esa sociedad.
La fuerza motriz que pone en marcha
la historia son, para Marx, las contradicciones que se producen, en una fase
del desarrollo de una sociedad, entre las fuerzas productivas materiales de
esta y las relaciones de producción existentes. Un ejemplo de estas
contradicciones que sirven de motor a la historia lo constituyen las
revoluciones, en donde entran en conflicto las fuerzas de producción (las
condiciones económicas de una sociedad) con la realidad política jurídica
vigente.
10)
Si bien solo es posible entender la
doctrina de Marx teniendo como base a los aportes generados por los filósofos y
pensadores ilustrados y su convicción en el poder de la razón humana, estos, en
su gran mayoría (exceptuando quizás a Hume), no llegaron a renunciar del todo a
la religión, optando por acercar sus ideas filosóficas hacia una forma de
deísmo sin las complicaciones que se desprendían de la teología cristiana.
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