martes, 17 de mayo de 2011

Tema: 1er Parcial domiciliario.-

ISFDNº 19
Historia social y cultural I

Tema: 1er. Parcial - domiciliario


En el presente trabajo se analizarán algunas diferencias y similitudes entre “El Conde Lucanor” de Don Juan Manuel y “Coplas a la muerte de su padre” de Jorge Manrique.
En primer lugar, resulta esencial adentrarse en los contextos en que ambas obras fueron escritas, cuestión que permitirá una comprensión integral de las mismas.
El texto de Don Juan Manuel corresponde a la España del siglo XIV. Grandes reinos como el de Castilla y León, Aragón, Navarra, Portugal, y el reino moro de Granada, coexistían inmersos en importantes conflictos. En aquella época, las conquistas territoriales en Arabia, permitían a los reyes, por un lado distribuir los dominios entre los nobles y por otro lado, reacomodar los pueblos. Sin embargo, la reconquista se detiene y se hace inevitable el surgimiento de conflictos entre la nobleza, que se disputa terrenos y señoríos. Las clases pobres de esta España en lucha se pauperizan aún más y se produce un relevante descenso demográfico. En este territorio de transformación social, política y cultural, nace en 1282 en la ciudad de Toledo, el Infante Don Juan Manuel, quien fuera caballero, político y poeta. Fue hijo del Infante don Manuel de Castilla y de Beatriz de Saboya, sobrino del rey Alfonso X el Sabio y nieto de Fernando III el Santo. Heredó de su padre el gran Señorío de Villena, recibiendo los títulos de Príncipe, Señor y Duque de Villena.[]
La obra de Jorge Manrique se encuadra en la España del siglo XV, época de transición hacia el renacimiento. La aspiración humanística es cada vez mayor y las distintas manifestaciones artísticas se adecuan a la evolución de la época que imprime nuevas costumbres, deseos e ideas. El rasgo que caracteriza la vida por aquellos días, es el tipo cortesano. Lujo desmedido, afán de honores e hidalguía remarcan la época, además de la existencia refinada y las luchas políticas que modifican los hábitos guerreros anteriores.
Manrique es el típico caballero su tiempo. Nace en 1440 en Paredes de Navas. Fue el cuarto hijo del Conde don Rodrigo Manrique y de su esposa doña Mencia de Figueroa. Vive en un ambiente de arcaica caballería, de galantes devaneos, de ambiciones desmedidas y esplendor señorial. Sus composiciones lo muestran como un lírico ingenioso e imaginativo hombre de letras.


Si nos referimos a la estructura de ambas obras, se puede observar un rasgo distintivo que no puede pasar desapercibido. “El Conde Lucanor” es una colección de moralejas que trata de dar consejos al lector en cuestiones de buen comportamiento, de buena fe y de buscar el equilibrio entre los deberes mundanos y religiosos. El libro está compuesto de cinco partes, una muy larga y las otras bastante cortas. La primera parte es la más interesante. Consta de cincuenta y un ejemplos en los que el autor pone un problema y lo traslada a una situación parecida, que sirve de ejemplo, reflejando la solución del mismo al problema original. En el prólogo don Juan defiende el uso de ejemplos diciendo que al contar historias graciosas espera capturar la atención del lector sin que él se aburra del contenido moral con el fin de que se aproveche del buen mensaje. Los ejemplos tienen una estructura muy rígida, la narración enmarcada. En cada ejemplo hablan dos personas: el conde Lucanor que tiene un problema o está en dudas en cuanto a lo que tiene que hacer, y su consejero Patronio que escucha el problema y aconseja que el conde oiga una historia sobre una situación semejante. Luego el conde pide que Patronio cuente esa historia. Luego el Conde se muestra satisfecho al buen ejemplo. Don Juan Manuel, el autor, interviene afirmando que le ha gustado y resume la moraleja en un pareado que remata el ejemplo. Así la conversación del conde Lucanor y Patronio integra el marco dentro del cual se cuenta el ejemplo. La estructura de cada ejemplo, que tiene solo unas pocas variaciones, es la siguiente:
Exposición del problema: el Conde le comenta a su consejero Patronio un problema concreto que le aqueja y le pide un consejo:
“Patronio, una persona me rogó que le ayudara en un asunto en que me necesita, prometiéndome que haría por mí luego lo que le pidiera (…) le pedí una cosa que me convenía mucho que la hiciera y él se negó, no sé con qué pretexto”.1
Ilustración narrativa: Patronio narra un cuento que tiene que ver con el problema planteado.
“Señor Conde, respondió Patronio. Para que podáis hacer lo que debéis, conviene sepáis lo que sucedió a un deán de Santiago con Don Illán, el mago de Toledo”.2

Desenlace: Patronio aplica el cuento al problema que le había sido planteado y le dice a Conde lo que debería hacer. Este consejo tiene fuerza porque se apoya en el cuento precedente.
“– Señor Conde – dijo Patronio -, había un deán en Santiago que tenía muchas ganas de saber el arte de la nigromancia…”3

Generalización: Don Juan Manuel compone un pareado en el que se condensa la moraleja que se desprende del cuento.
“El que vuestra ayuda no agradeciere,
Menos ayuda os dará cuanto más alto subiere”.4

Respecto a las “Coplas a la muerte de su padre” la estructura, además de ser diferente por pertenecer al género de la poesía, está compuesta por cuarenta coplas de pie quebrado distribuidas en seis secciones:
1º Introducción: tres coplas (1ª a 3ª)
2º Invocación: tres coplas (4ª a 6ª)
Invocación propiamente dicha: una copla.
Reflexión cristiana: dos coplas.
3º Cuerpo: veintisiete coplas (7ª a 33ª)
Fragilidad de lo terrenal: nueve coplas.
Contemplación de su mundo contemporáneo y circundante: nueve coplas.
Alabanza del padre: nueve coplas.


4º Anuncio del final: cinco coplas (34ª a 38ª)
Diálogo entre la muerte y don Rodrigo:
Habla la muerte: cuatro coplas.
Responde el maestre (don Rodrigo): una copla.
5º Oración: final de la vida de don Rodrigo: una copla (39ª)
6º Cabo o final: una copla (40ª)

Si bien pueden apreciarse muchas diferencias entre los dos textos, existen también algunas similitudes. Una de ellas está referida a la versificación que concierne tanto a la obra de Juan Manuel como a la de Manrique. En el primero, la moraleja con la que el autor culmina cada cuento o ejemplo, forma un pareado, es decir, una estrofa de dos versos, de arte mayor o menor, que riman entre sí. El tipo de rima es consonante y normalmente se representa como AA, aa. Ambos versos no tienen porqué tener el mismo número de sílabas. Un ejemplo de esto, con rima consonante y en arte mayor que pertenece al cuento XXXV:

“Si al principio no te muestras como eres, A
No podrás hacerlo cuando tu quisieres”.5 A

En el segundo, el tipo de estrofa se denomina copla de pie quebrado, compuesta por seis versos de arte menor, con rima consonante y con la siguiente disposición: 8a-8b-4c-8a-8b-4c. Se le llama pie quebrado al verso de cuatro sílabas.
En el texto de Manrique cada copla reúne doce versos alternados de la siguiente manera: dos versos de ocho sílabas seguidos de un verso de cuatro. Algunas veces el verso corto consta de cinco sílabas por razones fonéticas:
“muestre su esfuerzo famoso
En este trago”6

La rima permite separar los versos de cada copla en dos grupos:

3
“Nuestras vidas son los ríos
Que van a dar en la mar,
Que es el morir;
Allí van los señoríos
Derechos a se acabar
E consumir;
Allí los ríos caudales,
Allí los otros medianos
E más chicos,
Allegados, son iguales
Los que viven por sus manos
E los ricos”.7

Otra diferencia alude a la temática que cada autor propone en su obra. En el caso de Juan Manuel, los ejemplos o cuentos son de intención didáctica, compuestos analógicamente con el propósito de “enseñar a vivir” como corresponde a las buenas costumbres, sin olvidar en ningún caso la superioridad de la otra vida. Ésa es su principal aspiración, pero lo hace de manera sabia y amena; este es su principal, ya que permite a los lectores disfrutar y comprender cada ejemplo, sin estar pendientes de su verdadero propósito. La variedad del mundo de la fábulas usadas nos indica diversas fuentes como “Las mil y una noches”, las parábolas del evangelio, entre otras. Vanidad, avaricia, desinterés, hipocresía y desmesura son sólo algunos de los tantos temas que aborda con humor por medio de una narración atenta a las sutilezas poéticas. Por otro lado, Jorge Manrique connota con el espíritu renacentista de su época que, coincidiendo con un entibiamiento del fervor religioso, se produce a fines de la Edad Media un fenómeno que se refleja en las coplas. El mundo terrenal pasa, pero el hombre puede conseguir algo más duradero y espiritual, que puede dejar a sus descendientes: fama, honra, gloria. Esta “tercera vida” es un grito de optimismo y de fe en la existencia, que distinguen al hombre del Renacimiento, el cual, querrá hacer de la vida un campo de su gloria y no un breve tránsito, como pretende el hombre medieval. Esta es la gran relevancia de la obra de Manrique, en las que el sereno dolor del hijo queda equilibrado por el conocimiento del ejemplo, que el maestre de Santiago deja al morir.

Dejo por sentado este breve análisis sobre éstas dos grandes obras de literatura española.

CITAS:
1. J. M, Infante de Castilla: “Cuento XI” en El Conde Lucanor. Ed. Gradifco, 1ra. Edición, Bs. As; año 2007. Pág. 34
2. Ibíd. J. M, Infante de Castilla; Pág. 34
3. Ibíd. J. M, Infante de Castilla; Pág. 34
4. Ibíd. J. M, Infante de Castilla; Pág. 38
5. J. M, Infante de Castilla: “Cuento XXXV” en El Conde Lucanor. Ed. Gradifco, 1ra. Edición, Bs. As; año 2007. Pág.104
6. J. Manrique: Coplas a la muerte de su padre. Ediciones Colihue, 1º edición / 6ª impresión, Bs As; año 1994. Pág. 88
7. Ibíd. J. Manrique; Pág. 72


BIBLIOGRAFÍA:


Infante de Castilla, J. M: “El Conde Lucanor”. Ed. Gradifco, 1ra. Edición, Bs. As; año 2007.
Manrique, J.: Coplas a la muerte de su padre. Ediciones Colihue, 1º edición / 6ª impresión, Bs As; año 1994.

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