Historia
social y Cultural de la Literatura I
Trabajo
Práctico – Generación del 27
Rafael
Alberti
Rafael
Alberti nació en El Puerto de Santa María (Cádiz) el 16 de
diciembre de 1902. A los quince años se trasladó a Madrid con su
familia. Este cambio de ciudad quedó marcado a fuego en el sentir
del poeta que siempre recordó con nostalgia a su tierra andaluza y a
su mar. Este sentimiento de desarraigo quedó reflejado en su libro
de poemas Marinero
en Tierra.
En esta obra percibimos a un poeta triste que le escribe a su lejana
tierra y a su mar desde tierras mediterráneas utilizando un
vocabulario y formas poéticas propias de “lo popular”. A su vez,
se deja entrever una nostalgia por un tiempo pasado que nos hace
recordar a la fugacidad del tiempo a la que hacían mención los
modernistas españoles como Machado o Jimenez. Un ejemplo de ello, lo
vemos en el siguiente poema de Alberti:
Balcón
de la Guadarrama
(De
3 a 4)
Hotel
de azules perdidos,
de
párpados entornados,
custodiado
por los grillos,
débilmente
conmovido
por los ayes
de
los trenes.
El
tren de la una...,
el
tren de las dos...
El
que va para las playas
se
lleva mi corazón.
Con
la nostalgia del mar,
mi
novia bebe cerveza
en
el coche-restorán.
La
luna va resbalando,
sola,
por el ventisquero.
La
luciérnaga del tren
horada
el desfiladero.
De
mí olvidada, mi novia
va
soñando con la playa
gris
perla del Sardinero.
Es
de resaltar, que a pesar de que Alberti ha sido un poeta que no se ha
cansado de ir en busca de nuevos temas y estilos con los que nutrir
su poesía, también se ha dejado influir por la rima y la
versificación de autores clásicos de literatura castellana
(Garcilaso de la Vega, Becquer, Lope de Vega, etc.) así como también
del cancionero popular español, como en el caso de las elegías o
las nanas (canciones de cuna), que también aparecen en Marinero
en Tierra, como
podemos ver en el siguiente ejemplo:
Nana del niño muerto
Barquero
yo
de este barco,
sí,
barquero yo.
Aunque
no tenga dinero,
sí,
barquero yo.
Rema,
niño, mi remero.
No
te canses, no.
Mira
ya el puerto lunero,
mira,
miraló.
Luego,
en 1928,
el poeta vive una crisis existencial. Esto ocurre un año después
del homenaje a Góngora, que da origen y nombre al grupo de artistas
conocidos como la “Generación del 27”. En esta nueva etapa de
Alberti, comienza a abrirse una nueva veta en su poesía, que será
influenciada por los elementos vanguardistas y surrealistas que
revolucionaron la escena artística de la época. Una muestra de esta
nueva poesía albertiana, queda plasmada en sus libros Cal
y Canto y
más tarde, en Sobre
los ángeles,
considerada por muchos como su obra maestra. Esta obra posee
abundantes elementos surrealistas ya que muchos de sus versos surgen
de una forma automática y libre, como en el siguiente ejemplo:
Los ángeles
muertos
Buscad,
buscadlos:
en
el insomnio de las cañerías olvidadas,
en
los cauces interrumpidos por el silencio de las basuras.
No
lejos de los charcos incapaces de guardar una nube,
unos
ojos perdidos,
una
sortija rota
o
una estrella pisoteada.
Porque
yo los he visto:
en
esos escombros momentáneos que aparecen en las neblinas.
Porque
yo los he tocado:
en
el destierro de un ladrillo difunto,
venido
a la nada desde una torre o un carro.
Nunca
más allá de las chimeneas que se derrumban
ni
de esas hojas tenaces que se estampan en los zapatos.
En todo esto.
Mas en esas astillas vagabundas que
se consumen sin fuego,
en esas ausencias hundidas que
sufren los muebles desvencijados,
no a mucha distancia de los nombres
y signos que se enfrían en las paredes.
Buscad, buscadlos:
debajo de la gota de cera que
sepulta la palabra de un libro
o la firma de uno de esos rincones
de cartas
que trae rodando el polvo.
Cerca del casco perdido de una
botella,
de una suela extraviada en la
nieve,
de una navaja de afeitar abandonada
al borde de un precipicio.
Para
comprender el carácter surrealista de este y otros poemas, debemos
comprender que el surrealismo no constituyó un cambio superficial de
las formas artísticas, sino que se le dio un nuevo sentido y
significado al hecho artístico en sí mismo. Así lo refiere Aldo
pellegrini en su Antología
de la poesía surrealista:
“Todo lo que el
surrealismo piensa del arte se resume en su concepción de la
omnipotencia de la poesía. La poesía constituye el núcleo vivo de
toda manifestación de arte y ella le da su verdadero sentido. Pero
la poesía no es para los surrealistas un elemento decorativo, o la
búsqueda de una abstracta belleza pura: es el lenguaje del hombre
como esencia, es el lenguaje de lo inexpresable en el hombre, es
conocimiento al mismo tiempo
que
manifestación vital, es el verbo en su calidad de sonda lanzada
hacia lo profundo del hombre.”
De esta
manera, comprenderemos mejor la grandeza de la poesía surrealista de
Alberti, donde se observa cómo adquieren mayor relevancia la
imaginación, el mundo fantástico y el de los sueños, en detrimento
de la razón. Pero no como una manera de evadirse de la vida, sino
todo lo contrario: como bien afirma Breton, la poesía y el arte en
general forman parte de “el vertiginoso descenso en el interior del
espíritu”.
Unos
años más tarde, al desatarse la guerra civil en España, Alberti se
exilia primero en Argentina y luego de muchos años, en Italia. Este
cambio también afectará a la poesía de Alberti, que se verá
influenciada por las reivindicaciones comunistas a las que adhería
el poeta y su inmenso dolor por la tiranía reinante en la España de
Franco. Dolor, bronca y nostalgia por su tierra bañada en sangre,
que podemos distinguir claramente en los siguientes poemas:
Pinosanguinochetburunda
El Inmenso el Inmenso
el más detacagado hijo de atrás del Grande
el atiranorror
el despomastaorror
el funéreo funerísimo funegeneralísimo
el más destacarancho roedor
comedor
triturador
nato quebrantahuesos
vampiro chupador
el más destacagado traidor
usurpador gorgojo
piojo incendiario
Pinosanguinochetburundá el Inmenso
el más destacagado ovario
de mi madre Adefesia
hija y madre del Grande
el cagador de dólares
borrapueblos
borrudo
robacobriboludo petroludo.
el más detacagado hijo de atrás del Grande
el atiranorror
el despomastaorror
el funéreo funerísimo funegeneralísimo
el más destacarancho roedor
comedor
triturador
nato quebrantahuesos
vampiro chupador
el más destacagado traidor
usurpador gorgojo
piojo incendiario
Pinosanguinochetburundá el Inmenso
el más destacagado ovario
de mi madre Adefesia
hija y madre del Grande
el cagador de dólares
borrapueblos
borrudo
robacobriboludo petroludo.
Retornos
de una sombra maldita
¿Será difícil, madre, volver a
ti? Feroces
somos tus hijos. Sabes
que no te merecemos quizás, que hoy una sombra
maldita nos desune, nos separa
de tu agobiado corazón, cayendo
atroz, dura, mortal, sobre sus telas,
como un oscuro hachazo.
No, no tenemos manos, ¿verdad?, no las tenemos,
que no lo son, ay, ay, porque son garras,
zarpas siempre dispuestas
a romper esas fuentes que coagulan
para ti sola en llanto.
somos tus hijos. Sabes
que no te merecemos quizás, que hoy una sombra
maldita nos desune, nos separa
de tu agobiado corazón, cayendo
atroz, dura, mortal, sobre sus telas,
como un oscuro hachazo.
No, no tenemos manos, ¿verdad?, no las tenemos,
que no lo son, ay, ay, porque son garras,
zarpas siempre dispuestas
a romper esas fuentes que coagulan
para ti sola en llanto.
No son dientes tampoco, que son
puntas,
fieras crestas limadas incapaces
de comprender tus labios y mejillas.
Han pasado desgracias,
han sucedido, madre, verdaderas
noches sin ojos, albas que no abrian
sino para cerrarse en ciega muerte.
Cosas que no acontecen,
que alguien pensó más lejos,
más allá de las lívidas fronteras del espanto,
madre, han acontecido.
Y todavía por si acaso hubieras,
por si tal vez hubieras soñado en un momento
que en el olvido puede calmar el mar sus olas,
un incesante acoso
un ceñido rodeo
te aprietan hasta hacerte
subir vertida y sin final en sangre.
Júntanos, madre. Acerca
esa preciosa rama
tuya, tan escondida, que anhelamos
asir, estrechar todos, encendiéndonos
en ella como un único fruto
de sabor dulce, igual. Que en ese día,
desnudos de esa amarga corteza, liberados
de ese hueso de hiel que nos consume,
alegres, rebosemos
tu ya tranquilo corazón sin sombra.
fieras crestas limadas incapaces
de comprender tus labios y mejillas.
Han pasado desgracias,
han sucedido, madre, verdaderas
noches sin ojos, albas que no abrian
sino para cerrarse en ciega muerte.
Cosas que no acontecen,
que alguien pensó más lejos,
más allá de las lívidas fronteras del espanto,
madre, han acontecido.
Y todavía por si acaso hubieras,
por si tal vez hubieras soñado en un momento
que en el olvido puede calmar el mar sus olas,
un incesante acoso
un ceñido rodeo
te aprietan hasta hacerte
subir vertida y sin final en sangre.
Júntanos, madre. Acerca
esa preciosa rama
tuya, tan escondida, que anhelamos
asir, estrechar todos, encendiéndonos
en ella como un único fruto
de sabor dulce, igual. Que en ese día,
desnudos de esa amarga corteza, liberados
de ese hueso de hiel que nos consume,
alegres, rebosemos
tu ya tranquilo corazón sin sombra.
El
27 de octubre de 1999 falleció Alberti en Ora Marítima, su casa de
El Puerto de Santa María: la misma tierra que lo vio nacer y por la
que tanto sufrió.
De
esta manera, finalizamos este escueto recorrido por la poesía de
Alberti, a veces saltarina y juguetona, casi musical, otras veces
dolida, implacable. Cualquiera sea su forma o estilo, la obra de
Rafael Alberti no dejará indiferente al lector.
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